Los chatbots de AI se han convertido en consejeros virtuales las 24 horas del día, accesibles y baratos frente a la escasez de terapeutas humanos. Para muchos, son mejor que nada. Pero esa promesa también trae un lado oscuro: respuestas que sugieren drogas, violencia o incluso métodos de suicidio, como denunciaron los padres de Adam Raine en California. Investigadores ya han documentado casos en los que la AI, optimizada para agradar, refuerza delirios en lugar de desafiarlos. ¿Compañía constante o caja de resonancia peligrosa?

Illinois acaba de sumarse a Nevada y Utah con normas que prohíben vender terapia con IA sin supervisión humana. California, Pensilvania y Nueva Jersey preparan su propia legislación, mientras Nueva York exige que los bots reconozcan señales suicidas y deriven a un profesional. El problema es que estas leyes no diferencian claramente entre un chatbot general como ChatGPT y uno creado para terapia. El mosaico regulatorio, lejos de dar certezas, amenaza con confundir a usuarios y desarrolladores.

La tentación es grande: un bot no juzga, no cobra caro y nunca cancela. Pero también carece de lo que define a la terapia: empatía humana y capacidad de confrontar cuando toca. Esta semana, expertos advirtieron a CNN que dejar la salud mental en manos de un algoritmo puede convertir vulnerabilidades en crisis. La pregunta es si queremos un futuro en el que abrirse con un bot sea normalizado o un espejismo que maquille la falta de recursos reales. En cualquier caso, la salud mental no tienes por qué enfrentarla solo. Si tú o alguien que conoces está pensando en suicidarse o atraviesa una crisis, puedes llamar o enviar un mensaje de texto al 988, la Suicide & Crisis Lifeline.

Un gran jurado rechazó acusar por delito grave al hombre que lanzó un sándwich a un agente federal en Washington. Con Trump llenando las calles de tropas y policías, la escena es digna de parodia: más armas que en una película para frenar un sub de pavo.

Naomi Osaka pasó la primera ronda del US Open sin despeinarse (bueno, salvo por las rosas rojas y los cristales en su chaqueta). Pero lo que más furor causó fue su muñeco Labubu customizado: “Billie Jean Bling”. Confirmado: el tenis ya es accesorio de moda.

Uno asegura haber medido la luna con un cubo de tungsteno y descubrió que es un 1.1 % más grande de lo que dice la NASA. Alguien le responde que la midió con clips y una liga elástica, encontrando un basurero oculto. Obviamente, lo primero fue conspiranoico, lo segundo sarcasmo y lo tercero, un chiste malo: ojalá salga un tutorial para pesar Saturno con un microondas.

Redactor: Leoner Hernández | Editor jefe: Marcos Marín